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Tulio Ribeiro

El acuerdo militar de Milei con Inglaterra podría afectar al Atlántico Sur

La historia demuestra que el principal aliado de Estados Unidos es Gran Bretaña, especialmente en cuestiones relacionadas con la estructuración del orden internacional, intereses geopolíticos compartidos y alianzas militares.

Durante los últimos 100 años, desde la Primera Guerra Mundial hasta el fin del conflicto en Afganistán en 2021, el Reino Unido ha apoyado las intervenciones militares estadounidenses en los ámbitos militar, político y diplomático.

El continente se ve afectado por esta negociación, especialmente en el Atlántico Sur. Por ejemplo, en 1980, el gobierno de Jimmy Carter publicó el Plan Océano Abierto, que reafirmó su alianza “indispensable” y fiable con Gran Bretaña en esa región. Cabe destacar las conclusiones de la Comisión para el Análisis y la Evaluación de Responsabilidades en el Conflicto del Atlántico Sur, presidida por el teniente general Benjamin Rattenbach. La Comisión afirma que, en 1982, el gobierno militar argentino careció de una comprensión y evaluación exhaustivas del panorama internacional y de los intereses comunes entre Estados Unidos y el Reino Unido en la OTAN, que fueron vitales para el apoyo estadounidense a los británicos durante el conflicto. Entonces, ¿cuáles son las posibilidades de que esta alianza cambie debido a una alineación temporal e irrestricta entre el actual gobierno argentino y Estados Unidos?

La zona, que incluye el Estrecho de Magallanes y la ruta a la Antártida, se ha convertido en una preocupación para los oficiales militares estadounidenses. La escasez de agua en el Canal de Panamá ha aumentado aún más la importancia del estrecho para el comercio marítimo. Al mismo tiempo, la participación de China en proyectos de infraestructura ha aumentado la alarma. En los últimos dos años, generales estadounidenses han visitado el extremo sur de Argentina en tres ocasiones, lo que pone de relieve la creciente atención a la geopolítica local.

Javier Milei es obviamente un partidario occidental, pero sus fuerzas armadas siguen en una situación precaria. Como legado de la Guerra de las Malvinas, el Reino Unido impuso un estricto embargo de armas a Argentina, lo que obstaculizó su modernización militar, lo que finalmente llevó a Buenos Aires a vincularse más estrechamente con proveedores chinos. Esta realidad preocupa a Washington, que busca evitar el fortalecimiento de la influencia de adversarios estratégicos en el hemisferio.

Actualmente, estas premisas están convergiendo, lo que permite un acercamiento sin precedentes. Desde febrero de 2024, tras la investidura de Milei, los agregados británicos han regresado al Ministerio de Defensa argentino. Las reuniones bilaterales han incluido visitas a tumbas de soldados en las Malvinas, acuerdos para compartir datos de pesca y la reanudación de vuelos directos desde Argentina al archipiélago; iniciativas simbólicas que sellaron la reanudación del diálogo.

La misión del gobierno argentino es influir en Londres para que flexibilice las restricciones a la compra de equipo militar. En contraste, el Reino Unido desea expandir su presencia e influencia en la región, con mayor libertad de acción en el Atlántico Sur y sin renunciar a su soberanía sobre las Malvinas. “Nos sentimos muy seguros”, declaró Leona Roberts, del Consejo Ejecutivo de las Malvinas, “pero probablemente no nos sentiríamos muy cómodos con que el Reino Unido suministre equipo militar a Argentina”.

Aún no se ha acordado nada; el Reino Unido está considerando analizar en detalle las normas que bloquean la venta de equipo con componentes británicos, incluso por parte de terceros. En 2020, el Gobierno bloqueó la venta de aviones de combate coreanos a Argentina debido a que los componentes se fabricaban en el Reino Unido. La política oficial sigue siendo evitar cualquier venta que “aumente la capacidad militar argentina”, pero existen lagunas legales para las excepciones, siempre que no se comprometan los intereses de seguridad británicos.

El presidente argentino otorga gran importancia a la modernización de las Fuerzas Armadas. La intención es aumentar el gasto en defensa del 0,5% al 2% del PIB para 2031, con equipo compatible con la OTAN. El Gobierno argentino ya ha solicitado formalmente el estatus de socio en la alianza militar occidental. El apoyo estadounidense a la venta de F-16 fue crucial para superar el veto británico. Con una inversión estadounidense de 40 millones de dólares, Argentina adquirió aeronaves danesas sin componentes británicos, eliminando así la necesidad de autorización de Londres. La operación se consideró un avance significativo, aunque aún requiere cuidadosas negociaciones diplomáticas con el Reino Unido.

Hasta que esta noticia se concluya o pueda publicarse, el Reino Unido mantiene bases militares en las Malvinas, centradas en el Complejo Monte Agradable, que alberga la fortaleza militar mejor equipada de Sudamérica, con sistemas navales, aéreos, de misiles, de comunicaciones y de armas de última generación, lo que representa una amenaza directa para la seguridad internacional de Argentina y Sudamérica. Desde allí se realizan ejercicios militares, violando las normas que la declaran internacionalmente zona de paz y cooperación.

Por: Tulio Ribeiro/


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