La geografía del departamento de La Paz abarca todos los pisos ecológicos inimaginables, desde la puna helada del altiplano hasta la exuberancia tropical de la Amazonía.
Y no es solo un espectáculo natural, sino una realidad económica: La Paz es un mosaico de vocaciones productivas vivas, ancestrales y modernas, que, si se articulan adecuadamente, pueden convertirse en el corazón de la nueva economía boliviana.
Hoy, cuando el país discute la necesidad de diversificar la producción y avanzar hacia una verdadera industrialización con sustitución de importaciones, La Paz tiene la palabra, porque posee la capacidad de producir alimentos, insumos estratégicos, energía, materias primas y cada vez más productos con valor agregado, por eso es fundamental que el impulso estatal y la iniciativa privada trabajen de manera articulada
Una de las fortalezas más evidentes de La Paz radica en su diversidad agropecuaria. Los valles y las tierras bajas son verdaderos graneros y despensas. Municipios como San Buenaventura lideran la producción de caña de azúcar que el año 2024 alcanzó a 240.102 TM, materia prima esencial para la industria azucarera y de alcohol. La riqueza de la tierra paceña también se manifiesta en la producción de café en las fértiles tierras de los Yungas, que alcanzó el año 2024 a 22.146 TM, siendo el mayor productor de Bolivia, con municipios como Irupana, Coroico y Cajuata emergiendo como bastiones de este valioso grano, reconocido por su calidad.
En el altiplano, la papa representa otro pilar agrícola fundamental, con 298.456 TM registradas, es decir el 21% del total de la producción del país. Destacan como principales municipios productores Achacachi, Sica Sica, Patacamaya, Laja y Viacha, que en conjunto lideran la siembra de este tubérculo en el altiplano. Asimismo, se produjeron el 2024 alrededor de 73.605 TM de cereales, 346.183 TM de frutales, 56.197 TM de hortalizas y 290.505 de forrajes.
La Paz concentra el 28,1% de las Unidades Productivas Agrícolas (UPA) de Bolivia, y el año 2024 ha producido 1.360.590 TM de productos agrícolas que representan el 24,6% de la producción a nivel nacional. En cuanto al valor de la producción agrícola, los productos no industriales alcanzaron los 21.965 millones de bolivianos, y los productos agrícolas industriales sumaron 7.124 millones de bolivianos
En el sector pecuario, Ixiamas se consolida como un polo para la ganadería bovina, con 35.336 cabezas de ganado bovino para carne y 1.714 cabezas para leche, y una producción valorada en 27,5 millones de bolivianos. La crianza de ovinos encuentra su fuerza en municipios como Santiago de Callapa, Inquisivi y San Andrés de Machaca. Las especies camélidas, emblemáticas del altiplano, son el sustento de comunidades en Catacora, Pelechuco y Charaña, destacados en la crianza de alpacas, y en Batallas y Calacoto para la llama. El valor de los productos pecuarios en La Paz asciende a 9.542 millones de bolivianos.
La minería es otra columna vertebral de la economía paceña. Uno de los elementos más destacados es el oro, que muestra una participación del 71% a nivel nacional. Paralelamente, la presencia de minerales como el cobre y estaño se hace evidente con una participación promedio del 60% y 34% respectivamente, estos elementos ampliamente utilizados en la industria y tecnología demuestran la importancia de La Paz en el suministro de materias primas minerales.
La industrialización es el eslabón clave para transformar las materias primas en productos de mayor valor. La Paz concentra el 31% de las industrias a nivel nacional y actualmente 36 proyectos industriales están en marcha y algunos han sido concluidos, representando una impresionante inversión de 2.609,2 millones de bolivianos. Esta cifra no solo refleja un compromiso financiero robusto, sino también la visión de un departamento que busca la soberanía productiva y la generación de valor agregado.
Las principales industrias en implementación y con mayor impacto se concentran en el sector agroindustrial. Se destacan:
Plantas para cereales y papa: fundamentales para garantizar la seguridad alimentaria y transformar cultivos esenciales.
Plantas de agroinsumos: claves para fortalecer la productividad agrícola local.
Procesadoras de aceite vegetal y derivados: aprovechando la riqueza de la tierra para productos de alta demanda.
Proyectos piscícolas: explorando el potencial del lago Titicaca para la producción acuícola, fortaleciendo a los productores piscícolas.
Ampliación de la planta de lácteos en Achacachi: fortaleciendo la cuenca lechera paceña y convertirla en una industria tradicional con gran arraigo.
Plantas procesadoras de frutas, plátano, yuca y derivados de almendras: diversificando la oferta y potenciando las exportaciones.
Industria avícola, para convertir el departamento de La Paz en productor y proveedor de la carne de pollo a precio justo.
Además, la inversión en infraestructura de apoyo como laboratorios de IBMETRO y la gestión de residuos líquidos demuestra un enfoque integral hacia una industrialización moderna y sostenible. La Paz no solo está construyendo fábricas, está construyendo un futuro donde la producción local impulse el desarrollo económico y social del departamento, consolidándolo como un pilar industrial de Bolivia.
La articulación entre la producción agropecuaria y agroindustrial del departamento de La Paz y las plantas que se están implementando marca un punto de inflexión en la estrategia de desarrollo del Estado Plurinacional de Bolivia.
Los cultivos de papa, por ejemplo, que superan las 190 mil toneladas anuales en municipios como Achacachi, Sica Sica y Patacamaya, ahora se encauzan directamente a la Planta de Papa en El Alto. Esta industria, con una capacidad de transformación de más de cinco mil toneladas en productos como puré, hojuelas y papa prefrita, no solo reduce las pérdidas poscosecha, sino que estabiliza precios, mejora el ingreso del productor y genera valor agregado para el mercado local e internacional.
La producción lechera, que ronda los 54 millones de litros anuales, especialmente en la cuenca altiplánica de municipios como Pucarani, Tiahuanacu y Achacachi, se articula con la planta láctea de EBA, que ahora puede procesar hasta 40 mil litros por día. La incorporación de tecnología UHT permite ampliar la vida útil del producto, diversificarlo en sabores y presentaciones y abrir canales comerciales hacia el subsidio materno, el desayuno escolar y el consumo masivo.
En la zona amazónica y subtropical, la articulación es aún más prometedora. El municipio de Ixiamas, con una producción creciente de arroz y maíz, alimenta directamente la planta de granos que puede almacenar más de 30 mil toneladas y procesar arroz beneficiado y alimento balanceado para los sectores avícola, bovino y porcino, tomando en cuenta además que en esta región también se encamina la producción de soya.
La transformación frutícola también alcanza niveles históricos. El departamento produce más de 340 mil toneladas de frutas al año, y municipios como Palos Blancos, Sapahaqui y Caranavi encuentran en la planta Bartolina Sisa una alternativa para transformar la fruta en néctares, pulpas y mermeladas. Este encadenamiento productivo permite no solo abastecer el mercado local sino preparar la oferta exportadora hacia países vecinos y europeos con estándares alimentarios exigentes.
En resumen, La Paz cuenta con una vocación agrícola sólida y diversa, donde cada región aporta estratégicamente según su ecología. La zona de los Yungas lidera la fruticultura, el altiplano se destaca por la papa y los forrajes, y el norte tropical avanza en cultivos industriales y amazónicos. Esta riqueza territorial, tomando en cuenta los avances anotados líneas arriba convierte al departamento de La Paz en una pieza clave para la seguridad alimentaria nacional y la industrialización agrícola de Bolivia, y definitivamente dentro de esta mirada la Marcha a Norte de La Paz ya no es un sueño sino una realidad a consolidar. Por eso hablar del departamento de La Paz es hablar de un país dentro de otro.
Por: Néstor Huanca Chura/