Los siniestros, iniciados a principios de agosto en regiones críticas como la Chiquitania, el pantanal y la amazonia, fueron alimentados por una severa sequía y récords históricos de aumento de temperaturas.
El avance registrado entre 2020 y 2024 supera ampliamente los resultados obtenidos en las gestiones pasadas, como en el periodo de 2016 a 2020.