El peligro no cesó, pero la firmeza está latente, sobre todo en los jóvenes, que ven el peligro en el bloqueo económico por tintes políticos.
Y como si la historia estuviera condenada a repetirse, en junio de 2024, el general Juan José Zúñiga sucumbió al embrujo de Palacio Quemado. En un intento de golpe de Estado, el militar dirigió su ira hacia el histórico edificio, buscando inscribir su nombre en la larga lista de caudillos que han disputado el control de este símbolo del poder político boliviano.