El reino animal nos recuerda que los placeres ‘prohibidos’ de la naturaleza no son exclusivos de los humanos.
En la última década del siglo XIX, la fiesta de Todos Santos en La Paz era un momento de reencuentro y celebración, donde la tradición del compadrazgo se unía al respeto por los difuntos. Desde el 1 hasta el 4 de noviembre, la multitud, adornada con flores y guirnaldas, rendía homenaje a los fallecidos en un ambiente de alegría y solemnidad.