Ariel Molina

Depósito de químicos

Muchos lo recordarán pateando las puertas en localidades alejadas, amedrentando a esa población para que cierren sus tienditas de barrio a la voz de “cierren, el ministro les ordena”, esas imágenes lo mostraron acompañado de un exministro de Salud del gobierno de Añez, ambos compartían esa tonalidad de voz áspera, víctima de horas de ingestión de algún líquido que produce un tufo que suele desenmascarar la embriaguez.

Por mi parte, lo tengo presente por algunas de sus actuaciones ocurridas meses antes, por ese uso excesivo de la teatralización para intentar explicar lo que según él eran análisis políticos o coyunturales jugando con muñequitos en vivo y por televisión abierta. No obstante, uno de sus actos más irresponsables ocurrió cuando afirmó sin mayor respaldo que en las elecciones de 2019 se habría cometido fraude y que si cambiaba un punto porcentual en el conteo, toda la gente debía salir a defender su voto. Este hecho fue uno más de los eslabones que se conectaron en la ejecución del golpe de Estado de aquel año. No fue gratis, la autonombrada presidenta lo designó más adelante como uno de sus primeros ministros.

Este personaje, que entiende que ridiculizando un problema marea el escrutinio juzgador de la población, volvió a instruir el montaje de edificios de juguete que cuando sean aplastados arrojen polvos blancos de algún tipo, lo hizo para victimizarse tras ser pillado a punto de firmar una ley municipal que daba vía libre a la construcción irrestricta de edificios que permitían obviar las mínimas seguridades que deben preverse, se dijo en ese entonces que tampoco iba a ser gratis aquella firma.

Hace poco, una de sus subalcaldías fue protagonista debido a la intoxicación que sufrieron varias estudiantes de un colegio de Mallasa, una de ellas lamentablemente falleció producto de la toxicidad de algún elemento que ingresó en ellas. El alcalde, orgulloso de su experiencia y conocimiento, se adelantó a cualquier prueba científica señalando que seguramente ellas habrían ingerido alguna bebida alcohólica adulterada después del desfile. Días después, el IDIF señaló que la intoxicación no fue provocada por la ingesta líquida o sólida de algún elemento nocivo. Los padres de familia de las afectadas salieron a contar que la subalcaldesa en vez de mostrarse empática con el suceso, intentó forzarlos a asumir la culpabilidad de lo ocurrido, indicándoles que ellos son los responsables y que no tendría nada que ver que detrás del colegio exista un depósito de químicos de propiedad del GAM La Paz.

Es poco probable que el burgomaestre que ocasiona embotellamientos por toda la ciudad al iniciar trabajos dejándolos a medias, haya sentido algún rubor en su rostro cuando las investigaciones desbarataron su empírica hipótesis, pues no tuvo mayor remedio ni reserva en afirmar que cualquier resultado que determine la Fiscalía se encontrará contaminado. ¿Tan contaminado como su depósito de químicos?

Tribuna
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