La mesa está casi servida rumbo a las elecciones del 17 de agosto. Hay nueve binomios de la izquierda y la nueva y la vieja derecha en carrera, que ahora deberán pasar por la verificación del Tribunal Supremo Electoral (TSE) en el cumplimiento de requisitos, al igual que sus listas de postulantes a la Asamblea Legislativa y sus planes de gobierno. Mientras Evo Morales continúa con su vocación antidemocrática, con un discurso que alienta la violencia por una candidatura que no cuenta con el respaldo constitucional.
El Movimiento Al Socialismo - Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) apostó por la dupla Eduardo Del Castillo-Milan Berna para dar continuidad al Proceso de Cambio; Eva Copa y Jorge Richter irán por el Movimiento de Renovación Nacional (Morena), y el binomio de Andrónico Rodríguez y Mariana Prado está en ascuas por Alianza Popular, ante lo que decida la justicia sobre si el Movimiento Tercer Sistema (MTS) puede participar ante un posible incumplimiento en la renovación de directiva.
Por el lado de la vieja derecha, resalta la falta de renovación en sus filas. Samuel Doria Medina y José Luis Lupo fueron inscritos ante el TSE por la alianza Unidad; por Libre figuran Tuto Quiroga y Juan Pablo Velasco; por Autonomía Para Bolivia (APB)-Súmate, Manfred Reyes Villa y Juan Carlos Medrano; por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), Rodrigo Paz y Edman Lara; por Nueva Generación Patriótica (NGP), Jaime Dunn y Édgar Uriona; y por Libertad y Progreso están en carrera Paulo Folster y Antonio Saravia.
Como señaló anteriormente el presidente Luis Arce, la pulseta electoral estará centrada en dos visiones: la representada por el MAS para avanzar en la construcción del Estado Plurinacional y la industrialización para una justa redistribución de los ingresos; y la que comulga con la derecha para volver a la nefasta época neoliberal, con la privatización de las firmas estatales y su venta a precios de remate, los créditos condicionados de organismos internacionales y el saqueo de la riqueza en beneficio de las transnacionales.
Paralelamente, Evo Morales continúa con su afán de desestabilizar no solo al Gobierno, sino al proceso electoral, con las movilizaciones y la violencia como estrategias de un movimiento que enarbola el desacato a las leyes y la Justicia, ante la imposibilidad de que el dirigente cocalero pueda ser candidato por mandato de la Constitución y un fallo del Tribunal Constitucional, y al no contar con un partido habilitado para terciar en los comicios, después de la revocatoria de la personería de Frente Para la Victoria (FPV).
Así avanza el panorama electoral luego de la declinatoria a la reelección de Arce en aras de la unidad del bloque nacional popular en torno al MAS, lo que el mandatario dejó en manos del pueblo y las organizaciones sociales para evitar el retorno de la derecha al poder, que busca desmontar las conquistas sociales y económicas de 20 años. Queda darle un espaldarazo sincero al proceso liderado por el TSE, tal cual se comprometieron los órganos del Estado y los políticos, para llegar al 17 de agosto en un clima de paz.