El proyecto nacional popular no podrá ser derrotado

“Este proceso de cambio no ha cesado, mientras exista gente pobre, marginada de la economía, va a existir siempre un masista en el país”, dijo el martes el presidente Luis Arce, en un encuentro con periodistas.

Cuando faltan 38 días para las elecciones nacionales del 17 de agosto, el mandatario marcó las líneas del pensamiento y accionar del MAS-IPSP, su militancia y las organizaciones sociales que lo constituyen; y esta no es sino la continuidad de una premisa esencial a lo largo de su historia: no claudicar ante las adversidades y mantener firme el compromiso de lucha y resistencia en defensa de los derechos fundamentales de la población, de los recursos naturales y de un Estado Plurinacional fuerte, digno y soberano.

“¿Qué es lo que nos está ofreciendo la derecha? Volver al neoliberalismo (…). A privatizar las empresas públicas (que) implica, no solamente privatizar el esfuerzo que hemos hecho desde el Estado, sino que significa desempleo”, advirtió el mandatario.

Aunque los comicios llegan en una situación inédita en los últimos 20 años, debido a la coyuntural crisis económica provocada adrede por la derecha y el evismo, con su sabotaje desde el Legislativo y bloqueo en las carreteras, no se puede dar por concluido el ciclo de la Revolución Democrática y Cultural, ni mucho menos de su expresión partidaria. Los sólidos cimientos forjados por el movimiento popular que llegó al gobierno en 2006, se sustentan no solo en los cambios y en el desarrollo logrado en estos cuatro lustros (inclusión y justicia social, crecimiento sostenido, redistribución de recursos, etc.), sino que vienen de mucho antes: de las luchas de campesinos e indígenas que desde los años 90 resistieron valerosamente un modelo saqueador, excluyente y manejado por una élite económica y social parasitaria, cuyo único fin era enriquecerse a costa del erario y los recursos nacionales.

La esperanza de que los bolivianos mantengan los logros con la sabiduría de su voto, se asienta no solo en que ya antes las encuestas y proyecciones se equivocaron de plano; sino, sobre todo, en la madurez y conciencia social de las bases y los movimientos sociales.

No se debe perder de vista que el Instrumento Político representa, como nunca antes en la historia política boliviana, a la esencia misma del pueblo; la inmensa mayoría de trabajadores, profesionales, campesinos, indígenas, gremiales, mineros, comerciantes, transportistas, agricultores… aunados en las entidades matrices –COB y Pacto de Unidad. El pueblo boliviano no está representado por las minorías que giran en torno a algunos intereses políticos particulares y que llevan adelante acciones que atentan seriamente a la estabilidad y economía: las alas radicales, las minorías de derecha, los cívicos elitistas, no son el pueblo boliviano. Es a partir de esta dualidad que en los últimos cuatro procesos electorales las urnas reflejaron lo que en verdad piensan, quieren y buscan las mayorías.

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