Una escena del partido entre Brasil y Ecuador./Ancelotti debutó como técnico de la Canarinha

Brasil comenzó la era de Carlo Ancelotti con un pálido empate

Lo que debía marcar el inicio de una nueva era para la Canarinha, acabó revelando las persistentes grietas estructurales de un equipo.

El esperado estreno de Carlo Ancelotti al frente de la selección brasileña de fútbol terminó por ser un episodio sin brillo, empañado por un empate sin goles frente a Ecuador, en el Estadio Monumental de Guayaquil.

Lo que debía marcar el inicio de una nueva era para la Canarinha, acabó revelando las persistentes grietas estructurales de un equipo que, más allá de los nombres, sigue sin reencontrarse con su identidad futbolística.

Brasil mostró una versión pobre, desconectada y temerosa. El equipo se replegó excesivamente en campo propio, entregando la iniciativa a un Ecuador más combativo que talentoso, pero que supo exponer con claridad las flaquezas de su oponente.

El medio campo brasileño, históricamente el núcleo creativo del jogo bonito, fue esta vez un espacio baldío, carente de circulación, temple y profundidad.

Ni Bruno Guimarães logró imponerse en las transiciones, y Casemiro —aunque cumplidor en tareas defensivas— estuvo demasiado solo para sostener el equilibrio colectivo.

El dato es demoledor: el primer disparo serio a puerta de Brasil ocurrió recién en el minuto 75, con un tímido zapatazo de Casemiro que apenas inquietó al arquero ecuatoriano. Un reflejo de la inoperancia ofensiva de una selección que nunca encontró los caminos para abastecer a sus atacantes.

Vinicius Jr. mostró algunos destellos por su banda, con desbordes veloces y uno que otro regate que recordaron su nivel en el Real Madrid. Pero fueron intentos aislados, desconectados de cualquier engranaje ofensivo coherente.

Richarlison, por su parte, pasó inadvertido, víctima de un esquema sin fluidez ni asociaciones en los últimos metros y casi zombi en el cotejo.

En defensa, los desempeños más rescatables vinieron de Marquinhos y Alex Sandro, quienes contuvieron con oficio las incursiones de Caicedo y compañía.

Ancelotti pareció optar por un planteo conservador, tal vez condicionado por el ambiente de debut, pero el precio fue renunciar al ADN ofensivo.

Ecuador tampoco mostró demasiado, aunque sí mayor voluntad e intensidad. La Tri tuvo las mejores ocasiones del partido, especialmente a través de tiros de esquina y centros al área que obligó a exigirse a la zaga brasileña.

Sin embargo, la falta de un definidor letal impidió que lograra capitalizar su dominio territorial.

URGIDO DE UN TRIUNFO

Con el empate, Brasil queda aún más urgido de una victoria en su próximo compromiso ante Paraguay en Sao Paulo. Será una nueva oportunidad —y probablemente con mayor presión mediática— para que el laureado entrenador europeo comience a imprimir su sello.

Por ahora, la Verdeamarelha continúa extraviada y cada vez más distante del pedestal que alguna vez dominó con autoridad. El estreno de Ancelotti dejó más interrogantes que respuestas.

AEP

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